No es mentira que a los
venezolanos nos gustan las cosas buenas, quizás eso vale para cualquiera pero a
nosotros nos GUSTA, así, en mayúsculas. En cualquier parte, por donde camines, encontraras teléfonos de los más caros y modernos, no importa de qué clase
social se sea, todos tienen PIN, La ultima camioneta 4x4 se ve por doquier,
igual se forman las colas frente a las agencias del carro nuevo chino que ofrece
el gobierno, caminar sobre Crocs es la norma, como lo fue Vans en los ochentas
o Nike Air en los noventas, Levi’s y Wrangler no pasan de moda, y político o
ministro que se respete no sale de gira sin su buena Columbia, no hay un anfitrión
de televisión que no salga sin su Ipad y en Twitter casi todos montan
fotografías en Instagram, no importa que humilde sea la casa, los cumpleaños
siempre se celebran y los quince de la niña nunca pasan por debajo de la mesa. El
venezolano es trabajador, millones se levantan temprano para enfrentar el día a
día, claro esto paga lo que consumimos, para eso se trabaja, Sea obrero,
profesional, artesano, músico, el oficio que se te ocurra, a la final buscamos
cubrir nuestras necesidades, lo mejor posible, trabajar de gratis nadie. Los
defensores de la revolución quizás digan que esta realidad es producto de la
historia reciente, que nos educaron capitalistas y por ello todos queremos lo
mejor, lo dirán desde sus asientos y oficinas en donde con menos esfuerzo que
muchos, también gozan de lo mismo que nos gusta a todos, eso sí, “Ellos usan Adidas,
Adidas no los usa a ellos” pobre discurso aquel que desde el capitalismo más
salvaje, habla de la igualdad de los demás. Lo bueno tiene precio y para
pagarlo trabajamos, el problema ahora está en los “lujos” aquellos que trabajando
o enchufándonos en el gobierno, ni siquiera así podemos costear. Una vez más la
violencia se atraviesa para descomponernos el día, 35 años tenía, lo
secuestraron, pagaron e igual lo mataron, emprendedor y muy trabajador, pero
nada de eso sirve si no puedes pagar la vida, ese es el país que tenemos y que
lo describe perfectamente Rayma en la imagen que “adorna” este escrito, como leí en un twitt, en
Venezuela ya no decimos “llego el Sábado” es un verdadero lujo decir “Llegue al
Sábado” nos están matando y ya no nos sorprende, desde el oficialismo nos
hablan de historia y orígenes de la violencia, me vale poco su empeño cronológico,
los muertos de ayer, de hoy y de mañana, rojos o azules, de derecha o de
izquierda, venezolanos o extranjeros, humildes o miembros del cuerpo diplomático,
en fin, todos, son importantes y deben dolernos a todos, pero parece que no y eso
es lo peor. Desde un verdadero sentimiento de frustración y rabia que no sé ni a
quién dirigirlo, escribo estas líneas, que les aseguro, mis queridos lectores no
quería hablar de política, ni de Chávez y menos de inseguridad, pero la
violencia, el discurso, los hechos, el futuro, el hastío y sobre todo la indiferencia me
señalan que ese es un lujo que no me
puedo dar. ¿Te lo puedes dar tú?
sábado, 24 de marzo de 2012
domingo, 18 de marzo de 2012
¿Que Quieres?
88 años tenía mi padre cuando viéndose
como lo estaba dejando una serie de enfermedades me decía a manera de broma “esperando
por que se haga la voluntad de Dios, está visto que la mía no.” En más de una
oportunidad respondió de esa manera ante mi pregunta ¿Qué quieres? Después me decía
lo que quería en el momento, pero estaba claro lo que él sentía. Hoy es muy fácil
para mí, pero en aquella oportunidad no era para nada sencillo aceptarlo. MI
padre entre otras cosas, no quería verse allí en la cama dependiendo de otros,
no quería ver a mi mamá a quien amaba, atenderlo, no quería que lo vieran en
esas condiciones, disminuido y sin fuerzas, pero jamás, en ningún momento, dijo
que no nos quería. Eso no cambió. En principio
casi no lo notamos, pero luego se hizo evidente que mi padre cada vez más,
estaba ausente, a menudo confundía nombres, lugares y fechas e incluso llego a
desconocer a quienes estábamos a su alrededor, pero en los momentos que estaba
con nosotros y él se percataba de su condición, retomaba el tema de esa manera
elegante como lo exprese al principio de estas líneas, cuando me veía llegar en
la puerta decía: “llego la fuerza bruta” al final eso era lo que el veía en mi. No tengo
que ahondar en lo difícil que era (es) aceptar aquello, mi Padre moría frente a
nosotros y él lo deseaba, se despedía, nosotros no, lo queríamos allí a nuestro
lado, entonces fue cuando cambio radicalmente, 7 días antes de morir, despertó de
una larga noche que duro 3 días, lo primero que hizo fue pedir café, yo estaba
a su lado y lloré pensando, Ahí está mi
viejo luchando, nada ha cambiado, pero estaba equivocado.
El sábado pasado, cerca de medio
día, el presidente Chávez encadeno al país en una transmisión desde el llamado “Balcón
del pueblo” Enérgico e insultando a todos los que están en contra, llamando
traidor a colaboradores que se atreven a expresar sus puntos, también pensé como
hace seis meses, allí esta, nada ha
cambiado, pero igual estaba equivocado. He tenido varios episodios en mi
vida donde he creído enfrentar a la muerte, accidentes de tránsito, robos donde
me han apuntado directamente, dolencias de salud, en todas estas situaciones he
sentido miedo y por supuesto no quiero morir, no ahora, mis hijas, mi madre, mi
gente me necesita, Dios sabe lo que hace, en otras palabras, lo que quiero
decir es que no estoy preparado para aceptar mi propia muerte. Mi padre acepto
su condición, primero se negaba a vivir lo que lo rodeaba, pero una buena
noche, la noche antes de él partir, me dijo sin rodeos ante la misma pregunta “¿Qué
quieres? “Me quiero morir.” Mis queridos lectores, por más doloroso que parezca
debo decirles que él estaba listo y nosotros de alguna manera también. El Chávez
que vi por TV este sábado ya sabe su condición pero está en esa fase donde no
quiere que lo veamos débil, enfermo, pero él sabe de su situación. Se ve a sí
mismo humano, limitado, cuando en algún momento de su discurso dijo “Yo soy más
que este recipiente” refiriéndose a su propio cuerpo, sitió lastima por si
mismo, pero al igual como ocurrió con mi padre no dejaron de ser quienes eran
por el hecho de aceptar a “la gran niveladora.” Aceptar la muerte implica un cambio para sí
mismo, no para con los demás. Mi Padre nos amo hasta el último momento de su
vida y Chávez será un dictador hasta su último aliento. Por lo pronto cuando me
preguntan, respondo como lo hacia mi padre: “esperando por que se haga la
voluntad de Dios, está visto que la mía no.”
martes, 13 de marzo de 2012
El undécimo mandamiento...
“Si la derecha llegase al poder,
gobernarán desde Washington D.C.” Dice el Presidente desde La Habana”
Esto parece un chiste pero no lo
es, 3 semanas han pasado desde el anuncio presidencial en cadena de radio y tv
de la nueva “lesión” en el mismo sitio donde anteriormente se le había extirpado
un tumor cancerígeno, que gracias a la medicina cubana se daba por curado, pero
que en virtud de la realización de primarias por parte de la oposición y su repercusión
en la opinión pública nacional, aparece de nuevo ayudando en los números de las
encuestas, a tal punto que ya no se habla más del 12 de febrero, solo se
escuchan rumores y medias verdades, todas sobre la salud del tataranieto de
Maisanta. Si bien, esta estrategia a la que he llamado en mi
cuenta de Twitter en más de una ocasión #misionlastima ha dado sus resultados
en las estadísticas y muestras posteriores al día de la juventud, no es menos
cierto que el país va sin rumbo, empujado solo por la opinión pública dividida
en creyentes e incrédulos, la desinformación sumado a los rumores se han
apoderado del día a día de los venezolanos, en un claro estratagema gubernamental
para ganar tiempo en momentos en que no le sobra. A estas alturas del partido,
el paciente se encuentra en La Habana y los partes médicos los da el mismo, a
la vez asegura que “el mejor sistema de salud de Latinoamérica es el
venezolano” palabras dichas desde la capital antillana, donde se está viendo su
enfermedad con la seguridad del
hermetismo en cuanto a su diagnostico. Esto explica porque esta allá y no acá. En
palabras llanas, para poder generar rumores, Si está muy grave nadie lo sabe
con certeza, pero lo que es peor, si no está grave tampoco nos enteramos y el
puede jugar a que le tengan lastima con el fin último de que el pueblo lo recompense
haciendo sus “últimas voluntades” que no son otras que el establecimiento de un
sistema socialista desigual, autoritario, retrogrado e injusto.
No hay un día en este país que no
hablemos de Chávez, incluso cuando se nombra a la oposición lo hacemos en
contra partida al enfermo habanero, más sin embargo es bueno recordar que el país
está en otra frecuencia, en otra banda muy distinta a la sintonizada con el
presidente como centro único del futuro. El padre de la niña secuestrada le
vale poco si Chávez tiene cáncer o no, El preso que espera a que no le apliquen
una vez más un retardo judicial poco le interesa que Chávez no mande desde la
casa de Misia Jancinta, El ama de casa que no tienen que servir a sus
hijos que están a punto de llegar del
colegio no se acuerda de las expropiaciones, El joven desempleado que no
encuentra cupo universitario le importa
poco si Cilia Flores es la nueva procuradora, El obrero del campo quiere su
semana los viernes, poco le interesa que en Agropatria no hay los insumos para
su trabajo o si Diosdado es el nuevo Páez. El joven médico que siente vergüenza
ajena al ver a la ministra Sader disfrazar a unos niños de galenos para que
reciten en cadena nacional al presidente un “Pa’lante Comandante” El país es
mucho más que misiones, expropiaciones jalabolismo y enfermedades
presidenciales, fue, es y será más que chavismo u oposición. Más que bipartidismo, más que la mezquindad e ignorancia de quienes nos desgobiernan y
se empeñan en colocarnos en distintos lados de su pensamiento único y limitado.
La gente se cansa de que lo coloquen donde no quiere estar. Tu eres…, Yo soy… Tú
tienes porque yo te doy. Tu eres porque yo estoy… Basta ya!
La semana pasada y en ocasión de
los seis meses del fallecimiento de mi padre, asistí a la celebración de la misa que
por el descanso de su alma se efectuó cerca de la casa. Yo que tengo mucha fe pero soy poco de
misas y curas, un incrédulo creyente, me
encontré frente a un sermón sobre los diez mandamientos y cómo debemos cuidar el “templo” cumpliendo con
esos deberes, es así que esperanzados con el amor de Dios, nos podemos garantizar
un sitio a su lado. Reconfortado por las palabras de aquel humilde acto litúrgico
y de regreso a la realidad de nuestro entorno, como lamento que no exista un undécimo
mandamiento en nuestros tiempos. Un mandamiento para todos, obligante para
quienes sean nuestros próximos regentes y necesario para quienes pensamos en el
futuro para nuestros hijos, algún día
podremos hablar tranquilamente cumpliendo ese mandamiento, el mandamiento
numero once, No politizarás, Su
acatamiento nos ahorraría muchísimas angustias y nos brindaría una Venezuela en paz. Me despido mis amables
lectores, hasta la próxima misa.
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