domingo, 6 de junio de 2021

¿Feliz día de la radiodifusión en Venezuela?


 ¿Feliz día de la radiodifusión en Venezuela?


“Las noticias no son buenas ni malas, son solo noticias.”

“En una situación injusta, ser indiferente es estar del lado del opresor.”

“La Libertad de expresión sin trascendencia es letra muerta, palabras al viento”.

“Un comunicador, más allá de su propio criterio, debe ser veraz, so pena de no parecer imparcial.”


Todas las locuciones anteriores han estado presentes, y lo siguen estando, a lo largo de mi vida como radiodifusor. Crecí en una familia de comunicadores donde el transporte de noticias fue lo más importante siempre. El mundo giraba solo en torno a los contenidos y de la veracidad de los mismos dependía la toma de decisiones de los receptores. El telégrafo primero y la radio luego como canales de transporte de mensajes, daban a este día la preponderancia necesaria como para sentirse orgulloso de pertenecer a un selecto grupo de personas en quienes la mayoría creía en su palabra. Hoy es diferente. Tengo 54 años y vivo el tiempo donde más ha cambiado la forma de comunicarse. Ya todos somos emisores y receptores, nadie puede arrogarse para si la verdad y es esa diversidad la que nos ha hecho dudar de todo lo que parezca noticias, lo que parezca política, lo que parezca información, de todo lo que parezca vivir. Nos creemos con derecho a criticar al mensajero y el contenido lo descartamos, es tanta la frustración sentida por culpa de los malos comunicadores que hemos llegado a creer que ellos representan a todos los de su profesión y lo mismo nos pasa con las demás profesiones, todos son malos, todos son pagados, todos nos mienten...

La verdad sea dicha, hoy por hoy hay pocos radiodifusores. Es difícil mantener la opinión personal bajo control en el tiempo que nos toca vivir hoy. En un mundo donde los “fake news” son más difundidos que la verdad, azotado por un virus del cual conocemos poco o nada, donde preferimos creer en cualquier conspiración antes de cuidarnos, el verdadero problema es que no tenemos fe en nuestro comunicadores.

Vivimos tiempos raros, tiempos de pandemia, que recordaremos por ser años en los que tuvimos que decidir en quién creer y qué creer.

Ya lo dice la definición jurídica de radiodifusor: “Es quien transmite mensajes íntegros y sin modificaciones”. Si aplicamos esto, los radiodifusores son una especie en extinción, no porque no existan, sino porque cada día es más difícil reconocerlos.

En mi Venezuela natal, el oficio lo ha prostituido el gobierno, no la política. El ciudadano acosado por un emisor torpe y mal intencionado ha sido víctima de la máquina de propaganda mejor diseñada para oprimir y en su afán de crear confusión, contamina en todas las direcciones a los demás emisores, como virus sin cura. Con toda propiedad les digo que quienes en mi país se erigen como comunicadores salvadores del pueblo, porque según ellos mismos interpretan lo que el pueblo quiere, no son otra cosa que dictadores y que como todos los dictadores terminarán presos o muertos. Son solo eso. Tras su ocaso podremos entonces celebrar un día como el de hoy con la confianza segura de que vendrán tiempos mejores.


Eleazar Antonio Ramos Ortega

Múnich 

06.06.2021


#Venezuela #dictadura #radiodifusor

lunes, 10 de junio de 2019

Yo creo en Venezuela.

Estamos a junio de 2019. Se cumplen 5 meses desde que una nueva ofensiva opositora se diera a conocer contra el régimen dictatorial de Nicolás Maduro Moros encabezada por el novel presidente de la legítima Asamblea Nacional Parlamentaria el Ing. Juan Guaidó Márquez. En este tiempo 80 países, entre ellos Estados Unidos y Alemania, han reconocido al al Ing. Guaidó como legítimo presidente de Venezuela, al este invocar el vacío de poder surgido el pasado 10 de enero cuando Maduro Moros se juramentó para un nuevo período presidencial sin contar con la legitimidad correspondiente. Se considera que su mandato surge de unas elecciones convocadas por un ente viciado y nulo como lo es la Asamblea Nacional Constituyente invocada por Maduro con el único fin de perpetuarse en el poder, usando para ello un supuesto poder constituyente inexistente y alineando para si los demás poderes públicos, como son el electoral, judicial y moral. A todo esto se suma un estamento militar corrupto que sostiene la dictadura sometiendo a todo un país con un ya pasado de moda discurso patriótico que de tanto ser usado suena a demagogia torpe. Todo esto contrasta con una realidad brutal que en un eufemismo político hemos convenido en llamarla crisis humanitaria cuando la verdad es que estamos ante una de las más grandes tragedias de la humanidad, en donde se ha arruinado a un país y a su población y condenado a vivir con la muerte como única referencia de futuro.  Como siempre ha sucedido con las grandes tragedias de la humanidad, la humanidad misma no sabe como lidiar con ellas y por ello el tiempo que tarda en encontrar soluciones que no “ofendan” a ninguna de las partes que se sientan alrededor de la mesa donde se toman las decisiones. 
A esta tragedia producida por la incompetencia, la maldad, la falta de valores y el pensamiento delincuencial que tienen quienes nos gobiernan tenemos que sumarle una mayor, una tragedia con la que hemos vivido por años, con la que crecimos todos y que siempre nos acompañará sin importar quien sea el próximo o los próximos llamados a gobernar la patria, la tragedia es nuestra vocación de sabotearnos nosotros mismos. 
En todo lo que vemos no somos capaces de ver el lado positivo. Los venezolanos hemos sido programados para no reconocer ningún esfuerzo, nos cuesta agradecer las iniciativas y sobre todo no ayudamos a nadie que haya tenido una idea o acción, siempre estamos pensando que algún interés oculto debe haber tras una buena iniciativa. Ahora mismo vemos, leemos y sentimos como una vez más nos ha dado por señalar y acusar a la oposición de traición por no haber conseguido el derrocamiento del dictador, un dictador que representa un sistema que nos oprime desde hace 20 años, en solo 5 meses. En nuestro afán novelero y chismoso, perdemos el tiempo en cuentos de pasillos y alcobas, como si fuese problema nuestro que sucede en la vida privada de quienes han puesto de lado precisamente su vida para tratar de enfrentar al chavismo y a sus mentores cubanos del castrismo. En una demostración enorme de ignorancia y de simplismo de pensamientos hemos acusado de conchupancia a todo lo que de alguna manera ha usado al socialismo como forma de pensamiento, cuando la verdad es que mucho más de la mitad del mundo es gobernada por sistemas socialistas honestos, que enfrentan todo tipo de problemas y que tienen a sus poblaciones viviendo dignamente. Estos gobiernos, como cité anteriormente, enfrenta todo tipo de problemas menos uno, nuestro principal problema que es el afán que tenemos de no creer en nadie, de no querer el progreso y nuestra vocación a la miseria que nos han inoculado esos dos conceptos que hacen nuestro día a día: El bochinche y el qué dirán.
Hoy escribo muy triste, pertenezco a esa diáspora que el dictador y sus acólitos se niegan a reconocer, a esa diáspora que es criticada por opinadores de oficio que detrás de un aparente discurso opositor nos señalan de oportunistas. Una diáspora que es real, que sufre y llora todos los días por un país que ya no existe y que lo único que nos queda es rezar por los seres queridos que permanecen en una Venezuela que no se parece a la que extrañamos. Una diáspora que está luchando por mantener el nombre de Venezuela en alto. Yo si creo que hay gente buena que quiere hacer las cosas bien. Venezuela es una patria grande y bella, llena de riquezas naturales, no caigamos en canibalismos atávicos, hagamos el ejercicio de agradecer, reconozcamos los esfuerzos y apoyemos a quienes luchan contra esta tragedia histórica. Después ajustaremos cuentas, si hay traidores deben ser juzgados, pero no perdamos el rumbo hoy, el enemigo es Maduro y sus secuaces y 5 meses son pocos delante de la estructura para mantenerse en el poder que tienen estos delincuentes que se aprovechan de las bondades de las democracias, de los sentimientos de humanidad del mundo pero sobre todo, alimentan la pobreza mental para convertirnos en mercaderes del chisme y la cisaña.
Lo digo con todas sus letras. Yo si creo en el Ing. Juan Guaidó, creo que el mundo democrático si está haciendo las cosas, creo que el fin es claro y que la estrategia no debe ser revelada y sobre todo llamo a la prudencia. 
Nuestra tragedia es enorme, no la hagamos más grande cayendo en miserables acciones que solo benefician a nuestros opresores. Tengamos presente que cada vez que es atacado Guaidó o cualquiera de los opositores que luchan hoy, Nicolás Maduro, Jorge Rodríguez, Diosdado Cabello y muchos más dentro del régimen sonríen al asegurarse más tiempo como dictadores.
Si crees en Venezuela, comienza por empezar a creer que hay más venezolanos buenos que malos. No somos una nación solo llena de recursos. Somos un país grande por su gente. Solo así saldremos de la ingominia.
Adelante Venezuela. Adelante Guaidó.

sábado, 26 de enero de 2019

¿Y cómo hemos llegado hasta hoy?


¿Y cómo hemos llegado hasta hoy?
La historia reciente se ha escrito siempre preguntándonos por el futuro: ¿Qué pasará? ¿Cómo saldrán? ¿Quién vendrá? y quejándonos de lo que nos pasa. Pocas veces nos hemos preguntado ¿cómo llegamos hasta aquí?
La ausencia de revisión del pasado reciente es una clara forma de evadir responsabilidades y de omitir el agradecimiento a quienes han trabajado y arriesgado su nombre por hacer lo que tienen que hacer en su momento. Los venezolanos hemos pasado de ser amables y confiados a desconfiar de todos y por todo. Nos saboteamos la vida.
En los 40 años de democracia nos quejamos siempre porque para los pueblos “todo” no es suficiente. Es cierto que durante los gobiernos adeco-copeyanos no se hicieron las cosas del todo bien. Fueron los detalles que, de haber habido justicia oportuna, no habrían tomado el cuerpo que tomaron para convertirse, primero en queja de algunos, luego en protesta popular y finalmente en voto castigo. ¿Es acaso mentira que durante la era democrática la pacificación de los grupos guerrilleros fue un hecho, la nacionalización del petróleo y del hierro se hicieron realidad, la gratuidad de la educación, el impulso cultural, la realización de infraestructura, represas, autopistas, sistema eléctrico, medios de transporte, nos ubicaban como país en desarrollo? Fueron muchas las obras y mejoras que debieron ser recordadas de la era democrática, sin embargo, fueron las quejas y las ganas de sabotearnos las que nos llevaron a cambiar las cosas para elegir a Hugo Chávez en 1998 y a terminar con la democracia.
¿De quién es la culpa? ¿Valdría la pena preguntarse si fue de Caldera o Carlos Andrés Pérez? La verdad sea dicha, la culpa de la asunción de la revolución es de nosotros como pueblo con mala memoria y vocación al saboteo.
Hoy nos pasa igual. No basta la lección. Hoy seguimos pisoteando el trabajo de algunos para ser cada vez más críticos y crueles con el esfuerzo de quienes, con su valor y constancia, están trabajando por sacar a Venezuela de la miseria donde la han sumergido, la maldad de la revolución y la indiferencia del pueblo.
La revolución bolivariana es una dictadura del siglo XXI con elementos clásicos dictatoriales y evolución en su discurso para disfrazarse de democracia. No es menos cierto que durante su periodo se han hecho un mayor número de elecciones, pero parece que se olvida que convocar a elecciones no es la única condición para hacerse llamar democracia; el desempeño y respeto van de la mano con la consulta popular y es precisamente en estos dos últimos puntos en donde ha fallado la revolución. Desde hace un buen tiempo no buscan ideales, su única función es mantenerse en el poder para no pagar por sus crímenes y en eso han sido exitosos. Nos mienten descaradamente en todo momento y en todos los temas, son profesionales de la falsedad, manipuladores de la palabra y operadores de la ignorancia.
La oposición en sus distintas presentaciones se ha equivocado muchas veces, pero no por ello debemos olvidar el esfuerzo de algunos enfrentando a la dictadura. Ya basta de vernos como un enajenado mental que es engañado a cada rato por seres oportunistas que solo pretenden aprovecharse de los venezolanos para conseguir poder. Es este pensamiento el que nos llevó a Hugo Chávez y el que no nos permite hoy salir de Maduro.
No olvidemos a los caídos en nuestras marchas, no olvidemos el esfuerzo hecho por hombres y mujeres para que “El asunto venezolano” se conozca a nivel mundial. Hoy saludamos a Guaidó pero bien vale preguntarse ¿y cómo hemos llegado hasta hoy?
Por primera vez en mucho tiempo podemos decir que todo lo que se ha prometido en el pasado está pasando, pero no es el fruto de solo Guaidó, NO. Hay que rescatar el esfuerzo de los dirigentes que han llevado el mensaje a nivel global, la huelga de hambre hasta la muerte de Brito, las humillaciones sufridas por Lilian Tintori y su marido Leopoldo López, la lucha de ambos y su fe en un país mejor, la prudencia de Henrique Capriles al no llevarnos a un baño de sangre, la diligencia de Julio Borges al no aceptar las condiciones del diálogo propuesto por el gobierno en República Dominicana, el verbo deslenguado de Ramos Allup al obligar al chavismo a respetar a la Asamblea Nacional, la frase “Expropiar es robar” dicha por María Corina a un Chávez rabioso en una Asamblea Nacional con una oposición minoritaria. Por cierto, Lilian Tintori con Donald Trump y María Corina con George W. Bush, cada una en su oportunidad, se sentaron en el despacho oval dando a conocer la problemática venezolana así como también lo hicieron con otros presidentes del mundo, Ledezma y muchos otros. Nuestros muchachos muertos por poner el pecho contra las balas asesinas del régimen en 2017, Oscar Pérez: nuestra indiferencia y su muerte, los escritos de Laureano Márquez, Diego Arria y sus consejos, Lorenzo Mendoza y su trabajo, Almagro y su compromiso y hasta Jaime Bayly carajo, así como muchos otros nombres que se me escapan… A todos, gracias.
Ya basta de señalamientos falaces, mal intencionados y con ánimo saboteador, porque sin el esfuerzo oportuno de estos actores que aman a Venezuela hoy no tendríamos el apoyo internacional y mucho menos, una hoja de ruta para la transición y un nombre para liderarla.
Juan Guaidó finalmente es presidente interino de Venezuela y hemos llegado hasta hoy gracias a un enorme trabajo hecho por cada uno de los actores opositores en su momento. No lo olvidemos, seamos agradecidos.
Venezuela será un mejor país cuando pongamos el agradecimiento y el amor por delante, cuando apartemos el oportunismo sustituyéndolo por el trabajo productivo y creador y finalmente, cuando busquemos la justicia para llevar nuestras relaciones como personas y de las personas con las instituciones.

Eleazar Ramos
Múnich, enero 2019.


martes, 17 de octubre de 2017

¿Por qué el gobierno "ganó" las elecciones regionales?

                Antes de contestar esta pregunta quiero advertir que lo hago desde mi óptica como comunicador y ciudadano que ha observado el deterioro de la calidad de vida de mis compatriotas en los últimos 6 meses surfeando una crisis, la peor de los últimos tiempos, así que las siguientes líneas son un ejercicio de objetividad desde mi esquina, con la prudencia que se debe tener en un país donde la imprudencia en todo sentido se paga muy caro.
                           No es un secreto para nadie que las condiciones de vida para los venezolanos son las peores que ha vivido el país y sus ciudadanos en la llamada era democrática, que se inicia en 1958 con el derrocamiento del general Marcos Pérez Jiménez. A partir de ese momento, gobiernos socialistas moderados se alternaron el poder descuidando a un pueblo al punto que para 1998, cuando el sistema de democracia bipartidista se agotó como alternativa, dio paso a una tercera vía personificada en el Teniente Coronel Hugo Chávez Frías, que entre otras cosas, volteó su mirada hacia los más desposeídos, los que no habían sido observados por los gobiernos democráticos, ganando las elecciones, a pesar de que los partidos del “Status quo” manipularon el sistema para impedir su victoria, una coalición de partidos de izquierda, la intelectualidad y los grandes medios hicieron posible el posicionamiento como figura del militar. Chávez ganó en buena lid.
                           Cuando los apoyos democráticos le incomodaron a Chávez, poco a poco, se fue virando hacia a la izquierda, siempre arropado bajo la legitimidad que le daba ser el primer representante del pueblo. En su nombre defendió los ideales populares contra los enemigos, aquellos que hicieron invisible a los más pequeños, los medios, la intelectualidad, el imperio, el poder económico, entre otros. Con una bonanza petrolera sin precedentes, Chávez busco cerrar la brecha entre ricos y pobres, utilizando a los uniformados para ello y el “Plan Bolívar 2000” fue el primer ejemplo de ello. El pueblo vio en Chávez a su protector. Desafortunadamente para Chávez, una enfermedad lo saca del juego político: un cáncer lo mata, pero ya había sido sembrado en el colectivo que la lucha por defenderse de aquellos que no se ocuparon en el pasado habría que librarse. Desafortunadamente para el pueblo, otro cáncer se  enquistó en quienes gobiernan hoy. La corrupción se abre paso para que desde la ignorancia y la ambición se aferren al poder los herederos del “comandante eterno”.
                           Es absolutamente inconsistente que un pueblo sometido a falta de alimentos, con hambre, sin medicinas, con índices de violencia altísimos, donde se ha destruido todo el aparato productivo y viviendo en pobreza extrema, apoye a sus gobernantes como nos sugiere el resultado electoral, pero también es cierto que una renovación de cuadros dentro del gobierno, donde se rescate el ideal abrazado por las razones que llevaron al gobierno a ser mayoría en su oportunidad podría hacer que se tenga más miedo a ser invisibles otra vez que a aventurarse por caminos de trabajo y rescate de derechos y beneficios que jamás han conocido.
                           Todos los sondeos y compañías especializados daban por descontado que el “descontento” ganaría cerca de 18 gobernaciones en los comicios del pasado 15 de octubre, las encuestadoras, en un hecho sin precedentes, acertaron el número de participación que, según datos oficiales, es ligeramente superior al 61%, pero no así los resultados, lo que quiere decir, que los modelos de análisis y comportamientos estadísticos probados en todo el mundo en la única parte donde no funcionan es aquí. Cuidado, esto no basta para cantar fraude, pero es una observación a tomar en cuenta.
                           ¿Por qué el gobierno “ganó” las elecciones regionales?
                           Primero tenemos que decir que esto no se debe a una sola razón sino a la sumatoria de múltiples elementos a considerar:
1)     La mayoría de los abstencionistas son independientes u opositores.
El fenómeno de la abstención fue determinante cuando ésta se procuró y focalizó en áreas específicas del electorado. Si la mayoría de los independientes u opositores votan contra el gobierno, pero estos se abstuvieron, es lógico que el resultado no se parezca en nada al sentimiento general.
2)     El sesgo electoral.
La elección regional no fue competitiva y mucho menos justa. El poder electoral hizo cambios de domicilios focalizados de última hora, no le permitió a la oposición sustituir candidatos, no informó debidamente al electorado de sus acciones, en fin, beneficiaron abiertamente al sector oficial y con cada nueva declaración auspiciaron la abstención. Todo el aparato gubernamental trabajó para desalentar el voto opositor y para amarrar el voto de los más desposeídos. La baja inversión hecha por el gobierno en publicidad sugiere que no le interesaba el voto popular, su esfuerzo fue asegurar que su voto duro fuese a votar, esto último lo logró.
3)     La oposición fue dividida.
El Gobierno se compactó ante la amenaza cierta de perder el control de las gobernaciones, en cambio la oposición se dividió entre “Moderados” y “Radicales”. Esta división impactó directamente las posibilidades de victoria de quienes promueven el voto como opción de lucha, perdiendo potencia y efectividad de la alternativa propuesta en estados claves.
El descontento sigue siendo mayoría, los promotores del voto no.

                                    Todo esto podría explicar en parte lo ocurrido en las elecciones regionales, lo que no podemos es perder el centro. Estos resultados no se habrían obtenido en el marco de unas elecciones abiertas, transparentes y competitivas, donde el árbitro en vez de jugar a favor de una de las partes se hubiese comportado como garante de la voluntad popular. Una cosa si es cierta, hoy el gobierno está alejado más que nunca de la democracia, hoy es más ilegítimo, ha cerrado la alternativa electoral con descaro y sin piedad, hoy son más dictadura que ayer.

                                 El descontento es mayoría, cómo capitalizarlo para vencer es la gran tarea que tienen los líderes de la oposición hoy.

martes, 1 de agosto de 2017

Sorpresa

Caracas y Venezuela amanecen sin sorpresas. Desde hace un tiempo una buena parte de los venezolanos sabemos que el gobierno revolucionario miente en todo lo que dice. Es por ello que no sorprendió a nadie cuando, pasada la media noche, la presidenta del Consejo Nacional Electoral la socióloga Tibisay Lucena anunció que la participación en el evento electoral de elección de los miembros de la Asamblea Nacional Constituyente había sido de más de ocho millones de votantes. Incluso ese número ya lo sabíamos. El gobierno de Maduro se planteó vencer la cifra que ellos mismos habían desconocido dos semanas antes cuando la oposición había anunciado sus siete millones seiscientos mil participantes en su consulta contra lo que se cree podrían ser las intenciones totalitarias de la revolución. Tampoco fue sorpresa el discurso incendiario y amenazante utilizado por Nicolás, embriagado por la falsa victoria que a los ojos de todos lucía como un intento desesperado por disfrazar la profunda derrota que le había propinado el pueblo venezolano con la ausencia evidente de electores a su llamado a constituyente fraudulenta. No sorprendió que tampoco no sonaran los cohetes y caravanas por las calles celebrando una inexistente victoria, nada de esto pasó. La Venezuela del 30 de julio está más que enterada, incluso aquella que apoya aun a Maduro, de que la inmensa mayoría quiere que las cosas cambien radicalmente en el país. La Fiscal General de la República reiteró su llamado a desconocer el “Fraude Constituyente” manteniéndose ella y su institución en pie de guerra contra la violación de la constitución. Tampoco fue sorpresa cuando en su rueda de prensa habló de los delitos de Lesa Humanidad y su postura de ir a instancias internacionales para su denuncia. 40 países rechazan y desconocen la Nueva Asamblea Nacional constituyente y la declaran nula. Estados Unidos incluyó a Nicolás Maduro en un muy selecto club de presidentes sancionados por el departamento del Tesoro, club, éste conformado por Mugabe, Kim Jong-un y Bashar al-Ásad, puras joyitas, por cierto, llamaron a Maduro “Dictador”. ¡Nicolás ya tienes el título! Almagro se dejó ver en los medios internacionales y las redes sociales con una declaración para la historia, habla de la determinación del pueblo a seguir luchando contra “Los Dictadores” y una vez más nos mostró su compromiso inquebrantable de continuar desde su posición en la OEA para lograr la libertad y la democracia en Venezuela. La represión se hizo presente una vez más dejando como saldo al menos 10 personas fallecidas en el marco del fraude electoral, tampoco sorprendió el desparpajo con que nuestro flamante ministro de defensa, Wladimir Padrino López, negó la existencia de tales eventos, así como la risa irónica de Jorge Rodríguez, alcalde de Caracas, al referirse al tema de la violencia.  Nada de esto tomó por sorpresa a los venezolanos, el lunes temprano, en cualquier rincón se escuchaba hasta con tranquilidad lo que había pasado el día anterior, nada ha cambiado, las protestas seguirán y el régimen ahora es más débil, cada día son más los que saben que mienten.
Sorpresa se llevaron Maduro y sus secuaces cuando se dieron cuenta que la desesperanza no se hizo presente esta vez. Por más esfuerzo mediático y económico no lograron amilanar la voluntad de los venezolanos. La constituyente nació muerta.
Nicolás ya se sabe Dictador…
Por ello, de madrugada, entre gallos y medianoche, como actúan los delincuentes, ladrones, autoritarios y dictadores, secuestran a Leopoldo López y a Antonio Ledezma. Esta acción solo busca golpear la esperanza que tiene el pueblo de que este régimen esta en sus tiempos finales.
Venezuela lo sabe, sabe que son y sabe cómo actúan, así que hagan lo que hagan, ya nadie les cree.
Los venezolanos somos demócratas, sabemos de elecciones, sabemos que lo que vivimos no es un estado normal, sabemos que nos gobiernan delincuentes y es por ello que nada de lo que digan nos toma ya por sorpresa.

Vaya que sorpresa para el gobierno enterarse de que ya Venezuela no le tiene miedo.

martes, 11 de julio de 2017

Divide y vencerás

El sábado 08 de julio nos levantamos con la noticia desde España, a través del presidente de su Gobierno Lic. Mariano Rajoy, de que a Leopoldo López, preso político de Nicolás Maduro y líder opositor venezolano, le habían otorgado por parte del Tribunal Supremo de Justicia, el beneficio procesal de “Casa por cárcel” con el fin de cumplir el resto de su condena de 13 años, 9 meses, 7 días y 12 horas desde su residencia al lado de su esposa e hijos.
Sobre López pesa dicha sentencia por los delitos de: “Incendio de edificio público, daños a la propiedad pública, instigación a delinquir y el delito de asociación para la delincuencia organizada”; imputados en un juicio denunciado por muchas organizaciones de derechos humanos y gobiernos en todo el mundo,  de viciado y mal intencionado, sin respeto al debido proceso y donde finalmente fue responsabilizado por las protestas de 2014, las cuales dejaron un saldo de 43 personas fallecidas, más de 800 personas heridas y perdidas económicas, según cifras oficiales, de 10 mil millones de dólares.  
Tras la confusión inicial al leer la noticia, sin confirmación de ningún actor nacional y con el silencio de los familiares, fuimos testigos de cómo el Gobierno Venezolano una vez más, haciendo uso de su red de medios nacionales y sus voceros internacionales, revelaban el verdadero plan que hay detrás de una jugada política de este tenor. Vimos a un Nicolás Maduro en cadena nacional mencionando la decisión del TSJ (propuesta por su presidente Maikel Moreno) y dejando claro que “en virtud de la separación de poderes existente en Venezuela, él como presidente respetaba la decisión del poder Judicial”. En la misma cadena Maduro declaraba su inocencia en el juicio contra López señalando a la Fiscalía como responsable de los delitos imputados.  Cabe recordar que la Fiscal General de la República, hoy por hoy, es una de las más fuertes oponentes al régimen, en la pretensión de éste de realizar una asamblea constituyente, que en opinión de muchos analistas políticos, solo serviría para quitar el carácter democrático de las subsiguientes consultas con el único fin de perpetuar a los actuales mandatarios en el poder.
El hecho cierto es que la noticia sorprendió a todos en Venezuela, ser emitida desde la Cumbre del G20 por el presidente del Gobierno Español, trajo consigo conjeturas de toda índole, desde negociaciones para una salida presidencial hasta trampas y conspiraciones internacionales para mantener el “status quo”. El gobierno de Venezuela hábilmente aprovechó la confusión para restar importancia a los 99 días de protestas pacíficas como forma de presión para que se den cambios en el país. Horas después y por televisoras privadas nos encontramos al “Defensor del pueblo” Tarek William Saab, revelando que fue la misma Lilian Tintori (esposa de López) quien solicitó en una carta dirigida a él la medida, “las negociaciones tienen tiempo y los familiares sabían que se estaban estudiando alternativas”, esto con la intención de dejar mal parada a la conocida dirigente y comunicadora.
La ola de críticas a Lilian, a la MUD (Mesa de Unidad Democrática) y a todos los dirigentes de oposición no se hizo esperar. El gobierno logró una vez más minar la credibilidad de los opositores sembrando desconfianza y decepción en sus seguidores. En una batalla mediática nos encontramos con la mayoría de los venezolanos coincidiendo en la necesidad de salir de Maduro, pero distraídos hablando sobre las razones que tenían dirigentes y familiares de López en “negociar” su salida de la cárcel y no una salida del Régimen.
Este es el momento para pensar en lo que realmente nos está pasando. Las razones para protestar siguen intactas, la inseguridad, el desabastecimiento y el hambre campean sobre el suelo patrio, el gobierno se empeña en su constituyente fraudulenta y a Leopoldo solo lo cambiaron de cárcel. El agradecimiento por la medida solo habla de la desesperación de una esposa por la condición de su marido preso y las voces unidas del gobierno dejando ver su apego a la misma medida, nos muestra la bajeza del régimen que imposibilitado de ofrecer soluciones se dedica a dividir para buscar victorias momentáneas sobre sus oponentes. Lo único que ganó el gobierno con todo esto fue tiempo, sin embargo no mucho. “Divide y vencerás”, es la estrategia a la que apela el régimen. 

No olvidemos por favor que en Venezuela no hay una democracia. Nos matan de distintas maneras: hampa, hambre, violencia, desabastecimiento y represión.
No hay elección que devuelva el carácter democrático a estos delincuentes que nos gobiernan hoy.  Seguimos teniendo la última palabra sobre nuestro destino. No le hagamos el juego el gobierno.

Venezuela exige coherencia, seriedad y unidad. ¡El país está PRIMERO!