viernes, 3 de mayo de 2013

A PROPÓSITO DEL DIA MUNDIAL DE LA LIBERTAD DE EXPRESION Y DE PRENSA


¿De qué sirve la libertad de expresión, poder decir lo que nos venga en gana, por los medios que podamos, si nadie nos presta atención? Déjenme decirles que el finado presidente Chávez lo tenía muy claro. Durante los últimos 14 años el chavismo mantuvo una relación de amor y odio con los conceptos de libertad de expresión y sobre todo con la libertad de prensa. Su único líder, Hugo Rafael, en todo momento usó los medios de comunicación, teniendo sentido de oportunidad y dándole la importancia que se merece, consciente del poder que los mismos tienen, una vez que lo posicionaron como máxima expresión del socialismo del siglo XXI y a la vez, durante los sucesos del 2002 estos mismos medios lo debilitaron al punto de casi caer, comenzó una avanzada en contra de todos los medios, pero no siempre fue así, es bueno recordar los Ganadores del Premio Nacional de Periodismo del año 1999: Milagros Socorro, Equipo Periodístico de Globovision (Mención Televisión), María Isabel Parraga (programas en Unión Radio), El Universal, KYS FM, Elides Rojas, Marta Colomina y Carlos Fernandes (Por sus Programas en Televen), entre otros, la mayoría hoy en contra del actual estado de cosas. ¿Por qué sucede esto? La libertad de prensa sirve solo si es trascendente, solo si es tomada en cuenta, si lo que se dice capta la atención de alguien, allí radica su poder. Cuando los medios de provincia reciben las denuncias del pueblo y la alcaldía toma nota para solucionarlos estamos en presencia de una democracia sana, pero eso no es lo que vivimos hoy en mi amada Venezuela. Mientras el Presidente Chávez vivió, se aseguro de quitar del “medio” a medios incómodos. RCTV y un grupo de emisoras fueron sacadas del aire con argumentos perfectamente legales pero no lógicos, creando un precedente para ser tomado en cuenta por los demás medios radioeléctricos privados, a su vez, tejió rápidamente una red de emisoras comunitarias alentando la desorganización para que el crecimiento fuese exponencial, todas aliadas al “proceso” o por lo menos “temerosas” por su condición de ilegales, eso sí, autenticadas por el ministro de información de turno. Ya para los últimos años del presidente Chávez los medios incómodos sencillamente no eran tomados en cuenta, quitándole a la “libertad de expresión y de prensa” su principal atributo, lo que se decía era intrascendente, Chavez hacia esto apoyado en su enorme liderazgo, “no importa lo que digan, yo encadeno y digo lo contrario” parecía ser concepción del manejo informativo. Las redes sociales poco le importaron y a pesar de su impacto en twitter por ejemplo, sabía que la penetración de estas era poca delante de los medios masivos, todo ese panorama ha cambiado y no para bien precisamente. El presidente Chávez ya no está y sus autollamados “hijos” no tienen liderazgo, por lo que la libertad de expresarse ha ganado trascendencia, para convertirse en un ejercicio peligroso. Tanto miedo hay que los nuevos dueños de Globovision ponen como director al hermano del ministro de información en un intento de tender puentes que salven al canal. ¿Por qué sucedió lo de la Asamblea Nacional? ¿Por qué Maduro encadena cada vez que Capriles intenta dirigirse al país? ¿Por qué las cacerolas funcionan? ¿Por qué la gente no está en la calle protestando lo que creen que paso con las elecciones? A falta de liderazgo la violencia aparece como sustituta, mas el líder que llama a la paz siempre resulta ganador, La historia está llena de ejemplos. Se vienen tiempos difíciles, pero hemos ganado, que nadie nos desvíe del camino de la paz, veremos cada vez más como los que no tienen liderazgo usaran más medios de comunicación solo para señalar que los pacíficos resultan ser violentos y cuando hagamos uso de nuestro derecho a expresarnos en paz, de seguro dirán: “los llamados a la paz los hacen para desestabilizar” Tranquilos mis queridos lectores, que por más violentos que se pongan la razón no está del lado de ellos. Hoy nos escuchan, sienten miedo y por eso se arrechan… Yo seguiré llamando a la paz ¿y tú?