miércoles, 19 de febrero de 2014

Esta no es mi historia, pero puede ser la de cualquiera...

Tras ocho años de acompañarnos, en un descuido dejamos la puerta abierta y "Goofy" se fue de la casa. Goofy, un mestizo de pequinés que nos regalaron siendo muy pequeño, era todo en casa, en ocho años, se le dieron todos sus cuidos y poco a poco nos fuimos acostumbrando a la idea de que era el perro de la casa, solo eso. Muy escandaloso cuando llegaba gente, se hacía sentir siempre, escuchar el carro a lo lejos y ya estaba inquieto y al llegar yo era recibido por muestras de afectos exageradas, propias de estos animalitos.  Desde el día que se fue en la casa no se habla de otra cosa, ¿estará bien? ¿Cómo estará? ¿ojala no lo mate un carro? ¿Si esta con otra gente ojala lo traten bien? y así, un sin número de supuestos que lo más seguro es que ninguno tenga respuesta, sin embargo ahora cuando llego a la casa, no hay la algarabía de su presencia, su comida esta completa, pues no hemos buscado otra mascota y por supuesto los vecinos nos visitan sin cuidarse de Goofy. ¿Qué le paso a Goofy que después de tanto tiempo y a pesar de que nunca había intentado irse se fue? es una pregunta que de vez en cuando me hago. Goofy nos daba alegrías, nos era útil, nos cuidaba, nos amaba pero ahora entiendo que no era feliz, se fue a buscar su libertad, si se quedo con otras personas debe estar bien, no se les ha ido para regresar a la casa, si esta solo en la calle, igual debe estar bien, no regresó. Han pasado 3 meses y ya creemos que es tiempo de empezar a buscar un compañero para mis hijos, eso si, siempre recordaremos a Goofy con cariño, pero para la próxima, prestaremos más atención, no vaya ser que también busque de irse porque no se sienta correspondido. Hasta siempre Goofy, ojala seas feliz.