jueves, 21 de noviembre de 2013

Esta no es otra historia de amor... (Con música)



Hoy es el día después de uno de esos que no se quieren recordar, Se fue la luz, no hay agua, colas en todos lados y para colmo se acabó el gas, donde vivo tenemos siete días sin despacho, toca hacer cola. Mientras espero comienzo a revisar mis redes en el teléfono cuando me encuentro con el relato de mi sobrino Eliú el cual sin su permiso me atrevo a reproducir a continuación:


"El pasado viernes 15 de Noviembre inmerso en el tráfico cerca de las 7pm empecé a ser parte del vasto grupo, conformado por personas que como mínimo son dueños de una de esas historias donde hay un motorizado, un parrillero, 2 pistolas, mucha velocidad y poco decoro. El celular y la cartera estaban fuera de su lugar de costumbre en menos de 20 segundos, aunque si me preguntas, en definitiva lo del tiempo es relativo. La verdad no creo que les sirva mi formula, pero al parecer los lentes de pasta también los necesitaban. La Prados era un estacionamiento, No había adonde ir, habían 4 individuos haciendo un espectáculo improvisado en el tráfico. Yo era nuevo en el show.

Ellos siguieron por su canal inexistente, con las armas cargadas y plástico para desechar. Yo me vi obligado a quedarme unos 15 minutos más en el mismo lugar comprendiendo que lo único que podía hacer era subirle volumen al radio al mismo tiempo que subía la ventana. Sonaba la tapa de "la cola feliz" (un programa de radio) y a continuación Frank Sinatra empezó a interpretar New york New york junto a Tony Bennett, en ese momento me di cuenta que lo único que podía hacer era bajarle volumen a la radio mientras no bajaba el vidrio.

Esto probablemente no se acerca en lo más mínimo a ser una buena historia, ni siquiera se acerca a ser algo diferente, supongo qué es el típico cuento del venezolano promedio. Ciertamente no puedo asegurar que existía una sensación de rabia o asombró, pero estoy seguro de que había una gran tristeza divagando en una enorme cola. Que triste tener que ver ese show tan repetido como algo normal, que triste tener que agradecer a estos compañeros de escena por darme un poco más de tiempo y así poder escribir esto. Estoy seguro que con tanta locura en esta tierra una tonta historia con motos, armas y tráfico no les puede impresionar. 

Al día siguiente no queda más que echar el cuento unas 50 veces ver precios de celulares, cerrar la computadora y pensar por cual documento empezarás. Al día siguiente no queda más que comprender que vivir es una acción desplazada por la supervivencia, un verbo inactivo, una palabra simplemente rara. La leche, las rebajas, los vidrios oscuros, los caminos verdes, no hablar muy alto, cambiarse de canal, lanzar todo al asiento trasero terminan siendo nuestra prioridad, tenemos tantas ganas de respirar pero ni nos damos cuenta cuando lo hacemos. No puedo ver el oxígeno es verdad, pero siempre está allí conmigo y ciertamente lo agradezco.

Dos día después del show fui a ver al señor Fito Páez, y no pude evitar escuchar que en esta absurda ciudad todo se enciende y se va, pobres corazones matan a pobres corazones. "Vivimos" en la Ciudad de pobres corazones. Por cierto, el concierto estuvo brutal."


Yo no vivo en la ciudad de los Pobres corazones, termine de leer, escondí el celular y me dijeron que ya no había más gas, "hasta mañana". Tocara irse? La canción parásita de hoy no es otra historia de amor, ni siquiera una de Fito, debería sonar en mi cabeza "New York, New York" y pensar en el futuro de mis hijos, en su lugar suena "Caracas Ciudad Infame" de "Atkinson La Banda" y pienso, que mal estamos en mi maravilloso y pobre país. Adelante muchachos!