martes, 28 de febrero de 2012

Este show debe terminar…


Cuando somos jóvenes no tenemos conciencia de la muerte, lo único que se tiene con 18 años es futuro, ni siquiera enfrentarse con la muerte en la adolescencia nos hace tomar conciencia de ella, todos hemos sufrido alguna perdida a esa edad y sin embargo como jóvenes solo vemos futuro a pesar del dolor y la confusión que la muerte trae, en mi caso, Mercedes, la madre de un amigo y quien un día almorzando en su apartamento me puso un sobre nombre con el cual aun me llaman quienes me conocen bien y Fernando, un Amigo que murió 8 meses más tarde, ambas muertes marcaron mi juventud por allá a mediados de los ochenta, a pesar de todo lo que significo, la juventud es fuerte y así seguimos adelante.  Lo jóvenes son impetuosos, fuertes e inexpertos, esa combinación dura por años y  en algunos casos perdura hasta que algo sale mal, Los excesos propios de la juventud suelen hacer mella pero no es sino mucho tiempo después que nos damos cuenta de sus consecuencias, sin embargo es tal la fortaleza que tenemos que a pesar de los diagnósticos no cambiamos nuestro modo de vivir y solo para cuando es muy tarde se nos viene la idea del fin.

La historia siempre es la misma, se está sano hasta que se enferma, pero solo a partir de la gravedad es que se toma tratamiento, en ese momento se acuerdan de Dios, se pide por la salud propia y por el entendimiento de los especialistas, en una acto que raya en el egoísmo, en ocasiones se pretende minimizar al enemigo que vive dentro, ¿cuánta lucha épica hemos visto contra el cáncer? Hasta hoy todos los que he conocido que han librado esta batalla gozan de mi admiración infinita y por respeto a ellos alzo mi voz contra de este show de segunda que montan algunos solo para ganar votos. Vivo en un país socialista donde no todos somos iguales, donde no tenemos las mismas oportunidades, donde todo se mide por el dinero que tienes, donde lo único peor a ser pobre es tener capital y  tenerlo te convierte en delincuente. Mi país cansado de malos gobiernos y esperanzado por un discurso populista eligió hace 13 años al peor de todos los gobiernos, que no solo lo hace mal, sino que traiciona a sus seguidores y engaña a quienes vienen creciendo, pero son estos últimos nuestra esperanza. Venezuela es un país joven, impetuosa y por su misma juventud puede cometer errores y excesos, pero no tiene cáncer, solo tiene un  mal gobierno. Si bien La administración actual se comporta como un cáncer, dividiéndose y reproduciéndose a lo largo y ancho de nuestra geografía, cumplo con informarles mis queridos lectores que lo único peor que nos puede suceder es que este gobierno continúe en su proceso de socialismo desigual, cosa que es posible si no estamos atento y permitimos que nos distraigan con espectáculos de fin de semana. Este país quiso un mejor gobierno y fue traicionado, ahora los traidores quieren cambiar el sistema,  no hace falta preguntar si estamos mejor o peor, lo que si les puedo asegurar es que la próxima vez que hablemos de metástasis no nos vamos a referir a la salud política del país, tenemos que volver a ser un país normal donde la “penosa enfermedad” de una persona sin pena alguna, no se convierta en un show mediático para provocar la lastima (y no la solidaridad) de sus seguidores y a la vez donde un mal gobierno se pueda cambiar por un futuro mejor en un proceso que fortalezca nuestra tradición democrática. “Por ahora” me despido hasta el próximo show de nuestro títere habanero. Por la salud de nuestra juventud, Este show debe terminar…

jueves, 16 de febrero de 2012

Majunche tu padre...

Desde hace un buen tiempo, la principal preocupación que tengo es la seguridad, no hay un día que me sienta seguro, ya ni en la casa tenemos esa paz y a tenor de las noticias, ni los muertos la tienen, es mucha la violencia que a los cementerios solo se puede ir a ciertas horas y no estamos seguros. La sociedad en la que vivo esta signada por la violencia, basta mirar a nuestro alrededor, todos hemos sido víctimas de este “fenómeno social” y los que tenemos la suerte de seguir contando nos corresponde hacer algo al respecto. Durante los últimos días hemos recibido un buen número de promesas electorales, casi todas referentes al tema de la seguridad y a decir verdad ninguna me ha convencido del todo, más inversión, más policías, más canchas deportivas, más escuelas de música, nada me parece, ni hablar del gobierno con 13 años y aun nos cuenta que “heredo” el problema cuando la realidad es que con su discurso, inoperancia y oportunismo no solo no ha hecho nada por mejorar la seguridad de los ciudadanos sino que ha invertido los valores de manera tal que ahora los “privados de libertad” por cometer delitos, recibirán un sueldo mientras dure su sentencia, sueldo mínimo por cierto, lo que me parece una aberración desde todo punto de vista, en algún tiempo alguien sin trabajo procurara caer preso para ganar dinero “honestamente” no me jodan, esto no puede continuar… Con esta idea en mente, pensaba en las soluciones del problema, decir que es complicado es corto para la dimensión que tiene y repase las propuestas de los precandidatos presidenciales, en particular me llamo la atención la única propuesta que no incluía la palabra “seguridad” esta se basa en la Educación y aunque suene a lugar común me dije “este es el camino”
¿Cómo podemos reeducar en nuestras cárceles a quienes no han sido educados? Empecemos por educar no solo a quienes vienen creciendo sino a nosotros mismos de cara a la nueva sociedad, La pedagogía de la persona, una concepción fundada en el humanismo cristiano que parta de la consideración del hombre como persona del proceso educativo. La educación como propuesta para disminuir la inseguridad tiene sentido cuando hacemos de la pedagogía contraria al simple adiestramiento para hacer del hombre un engranaje de la maquinaria de producción, más bien la Educación debe buscar la autentica formación y capacitación  técnica, científica y/o humanística, para  que la persona, en su proceso de descubrimiento, pueda optar libremente en función de su vocación y se comprometa responsablemente con la comunidad que lo rodea y el mundo en que vive.
La Educación como libertadora, como última instancia, el aprendizaje de vivir libremente la vocación dentro de un contexto que valore la persona como ser humano y respete los logros hechos en libertad, por ello es contraria a métodos que menoscaben o violenten la dignidad de la persona humana y para ello sus procesos deben ser democráticos y participativos fundados en la reciprocidad y el amor, antes que la dominación, la manipulación o el aislamiento. Nosotros somos autónomos, inteligentes, conscientes, libres, voluntariosos, responsables y con valores inculcados, cualquier persona que lo dude, no merece estar al frente de ningún grupo y menos ser presidente de una nación. Es aquí cuando veo a nuestro primer mandatario, nuestro empleado, lo veo en cadena insultando a sus contras diciéndoles Majunches que no significa otra cosa que “De calidad inferior, deslucido y mediocre” les confieso mis queridos lectores que mi primera reacción fue pensar “Majunche tu padre” pero no, yo no soy Majunche, soy Ciudadano, es facil notar que él no le habla a nadie salvo a un espejo con el cual practica sus interminables delirios mostrados en cadena. Que deslucido y mediocre se ve…
Termino  diciéndoles que la respuesta ante la inseguridad es más y mejor educación, nos llevara tiempo, pero ese el camino, no nos distraigamos en palabras necias, por lo menos, hasta mi próximo escrito.