Cuando somos jóvenes no tenemos conciencia de la muerte, lo único que se
tiene con 18 años es futuro, ni siquiera enfrentarse con la muerte en la
adolescencia nos hace tomar conciencia de ella, todos hemos sufrido alguna
perdida a esa edad y sin embargo como jóvenes solo vemos futuro a pesar del
dolor y la confusión que la muerte trae, en mi caso, Mercedes, la madre de un
amigo y quien un día almorzando en su apartamento me puso un sobre nombre con
el cual aun me llaman quienes me conocen bien y Fernando, un Amigo que murió 8
meses más tarde, ambas muertes marcaron mi juventud por allá a mediados de los
ochenta, a pesar de todo lo que significo, la juventud es fuerte y así seguimos
adelante. Lo jóvenes son impetuosos,
fuertes e inexpertos, esa combinación dura por años y en algunos casos perdura hasta que algo sale
mal, Los excesos propios de la juventud suelen hacer mella pero no es sino
mucho tiempo después que nos damos cuenta de sus consecuencias, sin embargo es
tal la fortaleza que tenemos que a pesar de los diagnósticos no cambiamos
nuestro modo de vivir y solo para cuando es muy tarde se nos viene la idea del
fin.
La historia siempre es la misma, se está sano hasta que se enferma, pero
solo a partir de la gravedad es que se toma tratamiento, en ese momento se
acuerdan de Dios, se pide por la salud propia y por el entendimiento de los especialistas,
en una acto que raya en el egoísmo, en ocasiones se pretende minimizar al
enemigo que vive dentro, ¿cuánta lucha épica hemos visto contra el cáncer? Hasta
hoy todos los que he conocido que han librado esta batalla gozan de mi admiración
infinita y por respeto a ellos alzo mi voz contra de este show de segunda que
montan algunos solo para ganar votos. Vivo en un país socialista donde no todos
somos iguales, donde no tenemos las mismas oportunidades, donde todo se mide
por el dinero que tienes, donde lo único peor a ser pobre es tener capital y tenerlo te convierte en delincuente. Mi país
cansado de malos gobiernos y esperanzado por un discurso populista eligió hace
13 años al peor de todos los gobiernos, que no solo lo hace mal, sino que
traiciona a sus seguidores y engaña a quienes vienen creciendo, pero son estos últimos
nuestra esperanza. Venezuela es un país joven, impetuosa y por su misma
juventud puede cometer errores y excesos, pero no tiene cáncer, solo tiene
un mal gobierno. Si bien La administración
actual se comporta como un cáncer, dividiéndose y reproduciéndose a lo largo y
ancho de nuestra geografía, cumplo con informarles mis queridos lectores que lo
único peor que nos puede suceder es que este gobierno continúe en su proceso de
socialismo desigual, cosa que es posible si no estamos atento y permitimos que
nos distraigan con espectáculos de fin de semana. Este país quiso un mejor
gobierno y fue traicionado, ahora los traidores quieren cambiar el sistema, no hace falta preguntar si estamos mejor o peor,
lo que si les puedo asegurar es que la próxima vez que hablemos de metástasis
no nos vamos a referir a la salud política del país, tenemos que volver a ser
un país normal donde la “penosa enfermedad” de una persona sin pena alguna, no
se convierta en un show mediático para provocar la lastima (y no la
solidaridad) de sus seguidores y a la vez donde un mal gobierno se pueda
cambiar por un futuro mejor en un proceso que fortalezca nuestra tradición democrática.
“Por ahora” me despido hasta el próximo show de nuestro títere habanero. Por la
salud de nuestra juventud, Este show debe terminar…
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