Desde hace un buen tiempo, la principal preocupación que tengo es la
seguridad, no hay un día que me sienta seguro, ya ni en la casa tenemos esa paz
y a tenor de las noticias, ni los muertos la tienen, es mucha la violencia que
a los cementerios solo se puede ir a ciertas horas y no estamos seguros. La
sociedad en la que vivo esta signada por la violencia, basta mirar a nuestro
alrededor, todos hemos sido víctimas de este “fenómeno social” y los que
tenemos la suerte de seguir contando nos corresponde hacer algo al respecto.
Durante los últimos días hemos recibido un buen número de promesas electorales,
casi todas referentes al tema de la seguridad y a decir verdad ninguna me ha
convencido del todo, más inversión, más policías, más canchas deportivas, más
escuelas de música, nada me parece, ni hablar del gobierno con 13 años y aun
nos cuenta que “heredo” el problema cuando la realidad es que con su discurso,
inoperancia y oportunismo no solo no ha hecho nada por mejorar la seguridad de
los ciudadanos sino que ha invertido los valores de manera tal que ahora los “privados
de libertad” por cometer delitos, recibirán un sueldo mientras dure su
sentencia, sueldo mínimo por cierto, lo que me parece una aberración desde todo
punto de vista, en algún tiempo alguien sin trabajo procurara caer preso para
ganar dinero “honestamente” no me jodan, esto no puede continuar… Con esta idea
en mente, pensaba en las soluciones del problema, decir que es complicado es
corto para la dimensión que tiene y repase las propuestas de los precandidatos
presidenciales, en particular me llamo la atención la única propuesta que no incluía
la palabra “seguridad” esta se basa en la Educación y aunque suene a lugar común
me dije “este es el camino”
¿Cómo podemos reeducar en nuestras cárceles a quienes no han sido educados?
Empecemos por educar no solo a quienes vienen creciendo sino a nosotros mismos
de cara a la nueva sociedad, La pedagogía de la persona, una concepción fundada
en el humanismo cristiano que parta de la consideración del hombre como persona
del proceso educativo. La educación como propuesta para disminuir la
inseguridad tiene sentido cuando hacemos de la pedagogía contraria al simple
adiestramiento para hacer del hombre un engranaje de la maquinaria de producción,
más bien la Educación debe buscar la autentica formación y capacitación técnica, científica y/o humanística, para que la persona, en su proceso de
descubrimiento, pueda optar libremente en función de su vocación y se
comprometa responsablemente con la comunidad que lo rodea y el mundo en que
vive.
La Educación como libertadora, como última instancia, el aprendizaje de
vivir libremente la vocación dentro de un contexto que valore la persona como
ser humano y respete los logros hechos en libertad, por ello es contraria a métodos
que menoscaben o violenten la dignidad de la persona humana y para ello sus procesos
deben ser democráticos y participativos fundados en la reciprocidad y el amor,
antes que la dominación, la manipulación o el aislamiento. Nosotros somos autónomos,
inteligentes, conscientes, libres, voluntariosos, responsables y con valores
inculcados, cualquier persona que lo dude, no merece estar al frente de ningún
grupo y menos ser presidente de una nación. Es aquí cuando veo a nuestro primer
mandatario, nuestro empleado, lo veo en cadena insultando a sus contras diciéndoles
Majunches que no significa otra cosa
que “De calidad inferior, deslucido y mediocre” les confieso mis queridos
lectores que mi primera reacción fue pensar “Majunche tu padre” pero no, yo no soy Majunche, soy Ciudadano, es facil notar que él no le habla a nadie salvo a un espejo con el cual
practica sus interminables delirios mostrados en cadena. Que deslucido y mediocre se ve…
Termino diciéndoles que la respuesta
ante la inseguridad es más y mejor educación, nos llevara tiempo, pero ese el
camino, no nos distraigamos en palabras necias, por lo menos, hasta mi próximo
escrito.
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