domingo, 25 de septiembre de 2011

A mi Padre...



Nunca una hoja en blanco me había dado tanto miedo o el silencio había sido tan ensordecedor, buscar en lo cotidiano ha sido en vano, lo único que queda es el entorno, la familia. Cada quien a los suyo, cada quien en lo suyo, sigue lloviendo y el reloj avanza, el nido esta vacio, con su partida también se fueron los miedos y es cuando entiendo que cumplió.

Apreciar la música, el paisaje del camino, la buena lectura o la belleza en un cuerpo de mujer son solo alguna de las cosas que me mostro por más de 40 años, El odio a los tiranos, a la impuntualidad, a los irresolutos. La búsqueda de la verdad, donde quiera que este, incluso donde reina la mentira. La curiosidad no tiene límites, saber siempre es mejor que ignorar.

Si mi madre me presento al Dios en quien creo, mi padre me enseño a rezar, a pocos metros de  donde dejamos lo que quedaba de él, en una capillita, allí repetíamos los muchachos, después de él, un Padre Nuestro… Padre nuestro que estás en los cielos… seguro que sí.

La victoria solo es para quienes la merecen, no podías estar en mejor sitio.

¿Estoy feliz? Si. ¿Estoy triste? También… Pero mi tristeza es por la partida, solo por eso, la alegría siempre será superior, El amor que todo lo puede, vence a la muerte y con amor te recuerdo.

El periódico de hoy tiene las mismas noticias de ayer, igual los leo todos los días. Leer es más fácil que recordar, buscar es más sencillo que evocar, Recordar es vivir, sonreír es vivir, te recuerdo y sonrío, me enseñaste a vivir.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Paciencia...



De las primeras cosas que leí la semana pasada, una biografía de S.S. Dalai Lama me engancho, me encontré con una cantidad de anécdotas así como un sinfín de citas que definen a este gran hombre y una frase en particular llamo mi atención, tanto que la copie en mi muro de Facebook® “Aprender la verdadera paciencia sólo se puede si entramos en contacto con alguien que genera experiencias desagradables.” Así como una canción parasita, esa palabra no me la saque de la cabeza durante toda la semana.  Mis gentiles lectores, mucho antes de saber lo que significan las palabras pero mucho después de saber leer yo decía a manera de chiste “Paciencia y en el codo resistencia” y mi hermana Eneida me sorprendió en una oportunidad con una frase que siempre me la recordara, Dios, dame paciencia, porque si pido fuerza… en fin, lo interesante fue que me pase una semana cultivando lo que creí entender de la frase del Dalay Lama, ante cada situación la frase se me aparecía, Mi padre, y su enfermedad, mi trabajo y sus contratiempos, la casa y sus necesidades, mi familia en general, mis relaciones, todas y cada una parecían enfrentar lo aprendido, pero no terminaba de cuadrar. La paciencia es un rasgo del carácter que nos permite pasar por situaciones caóticas sin derrumbarnos, esto parece sencillo pero conlleva una característica interesante, se refiere a la perseverancia, a la actitud del ser humano a poder soportar contratiempos y dificultades para conseguir algún bien o mejora. Es muy interesante conocer que el origen de la palabra paciencia es la raíz latina pati que significa sufrir, de hecho el participio patiens se introdujo al castellano como paciente (en los hospitales) o “el que sufre.” Así la palabra misma nos recuerda que la paciencia implica sufrimiento, si bien ese sufrimiento se acepta con dignidad esperando una recompensa mayor que vendrá, ya sea con el simple paso del tiempo, con la perseverancia, o con la actividad correcta en los momentos correctos. Como rasgo de la personalidad madura, es la virtud de quienes saben sufrir, todo esto sin lamentarse, saber esperar con calma a que las cosas sucedan, siempre pensando que al suceder mejorara nuestra condición. Mi padre que en estos últimos tiempos ha sido Paciente perdería esa condición si su esperanza en mejorar se diluye… Tener paciencia es tener esperanza, Dios dame paciencia entonces… El sábado en la mañana por alguna razón que desconozco hoy estaba feliz, me desperté y vi a mi lado a Nayibe, fue cuando caí en cuenta de lo que realmente quiere decir la frase, 20 años de matrimonio no es tener paciencia, porque sería esperar algo mejor y en eso no se basa mi matrimonio, no le puedo tener paciencia al ser amado, solo lo amo, así a mis padres, solo los amo, y mis hermanos, hijos. Ninguno de ellos me ayuda a aprender la verdadera paciencia ya que con ninguno de ellos tengo experiencias desagradables. A decir verdad, es más difícil aprender la verdadera paciencia de lo que se cree, sin embargo creo que estamos en un país de pacientes ya que tenemos un interés consiente de soportar porque después se mejorara, unos porque creen y otros porque no creen, pero todos esperan y soportamos lo que estamos viviendo con la esperanza de que cambien las cosas y así soportamos a los desagradables que nos desgobiernan. Ahora si tiene sentido la frase, La paciencia no es pasividad ante el sufrimiento, es fortaleza para aceptar con serenidad el dolor y las pruebas que la vida pone a nuestra disposición para el continuo progreso interno, es necesario tener paciencia con todo el mundo, pero en primer lugar con uno mismo. El discernimiento y la reflexión nos ayudara a ser pacientes, así podremos desarrollar una sensibilidad que nos va a permitir identificar los problemas reales y diferenciarlos de las contrariedades del día a día y por medio de ella afrontar la vida de manera optimista, tranquila y siempre en búsqueda de la armonía. Margaret Thatcher dijo una vez, “Soy extraordinariamente paciente, con tal que al final me salga con la mía.” Que arrogante, cuando todo sale a nuestra manera, es fácil mostrar paciencia. Mis queridos lectores, la verdadera prueba de paciencia, viene cuando nuestros derechos son violados; cuando nos cierran en el tráfico; cuando un grupo abusadores nos gobiernan; cuando nuestro compañero de trabajo se burla de nuestra fe, cuando nos dan consejos sin pedirlo, cuando a pesar de no entender la voluntad de Dios debemos aceptarla… Algunas personas piensan que tienen el derecho de enojarse ante las pruebas y aquello que les irrita. La impaciencia parece ser una ira santa, pero no lo es. Pues resulta mis queridos lectores que justo antes de terminar estas líneas, mi papa dejo de ser paciente, “El que sufre” dejo de sufrir, no se quejo, soporto con estoicismo hasta que su momento llego, de seguro donde está ahora está mejor, por ello no me permito quejarme, soporto su partida porque ahora el paciente soy yo. Soy extraordinariamente paciente, con tal que al final se haga la voluntad de Dios. Hasta siempre Padre, que Dios te bendiga...

martes, 6 de septiembre de 2011

Matemáticas.


¿Pero porque las cosas son como son? No he terminado de cobrar y todo se va, entre la comida, el carro, la esposa, los hijos, las medicinas y hasta la mascota. No queda nada, cobrar y quedar igual es una formula matemática y las matemáticas son exactas… la mayoría de las personas son honestas  y con ello dan ejemplo a sus hijos y honran a sus padres, por ello vale preguntarse si siempre se está a prueba, si todo lo que sucede es voluntad de Dios ¿Por qué se pasa tanto trabajo? Le pregunte a un tío que nos vemos poco pero cuando sucede hablamos mucho. No podía creer la cara de alegría de mi tío ante mi planteamiento. Manasés es el hermano mayor de mi madre, tiene más cuentos que tío tigre y tío conejo y es lo que en la Iglesia Presbiteriana llaman Anciano Gobernante, una persona a quien consultar, de fe inquebrantable, apacible pero muy firme en sus convicciones. “Me alegra que te suceda todo eso, me alegra que pases trabajo y que las cosas cuesten esfuerzo, Si sobrino, si siempre estas a prueba, tu y los tuyos entonces están dentro del pueblo de Dios” bien bueno tío, no se supone que debería ser más fácil, La cantidad de gente mala que hay, nadie puede llegar a un carguito de gobierno, todos se enriquecen, ni hablar de el entorno burocrático, la honestidad no se presume, lastimosamente se duda. Ya a estas alturas mi tío sacaba una hermosa Biblia Thompson, con un montón de notas y me dijo, vamos hablar de matemáticas. Vamos a Leer:
Zacarías.
13:7 Levántate, oh espada, contra el pastor, y contra el hombre compañero mío, dice Jehová de los ejércitos. Hiere al pastor, y serán dispersadas las ovejas; y haré volver mi mano contra los pequeñitos. 
¿Nosotros somos los pequeñitos? Pregunte, Sigue leyendo me dijo.

13:8 Y acontecerá en toda la tierra, dice Jehová, que las dos terceras partes serán cortadas en ella, y se perderán; mas la tercera quedará en ella. 
¿Dos terceras partes? 66.6% de la población, queda poquita gente después de esto. Mi tío sonríe y dice 66.6 sin el punto, ¿Qué numero es? 666 el número de la bestia… cierto y ¿el resto? ¿El 33.3? la edad de Cristo le dije. Correcto sigue leyendo.

13:9 Y meteré en el fuego a la tercera parte, y los fundiré como se funde la plata, y los probaré como se prueba el oro. El invocará mi nombre, y yo le oiré, y diré: Pueblo mío; y él dirá: Jehová es mi Dios.

Más claro imposible, “Y meteré en el fuego” “Los fundiré como se funde la plata” mi respuesta estaba ante mis ojos, pero 66.6 y 33.3 no suman 100 ¿cómo se puede hablar de matemáticas exactas? Exacta es mi situación, el futuro, el gobierno, las encuestas, lo incierto… más mi tío no se quedo allí…yo te voy a dar tu cero punto uno. Uno debe rezar...
Jeremías
33:3  Clama a mí y yo te responderé y te enseñare cosas grandes y ocultas que tu no conoces.
Total: 100%
Un cantautor comunista escribió alguna vez una frase que me gusta mucho, ahora la entiendo mejor. “No basta rezar…”  pobre del autor que su rezo era sin fe, la oración sin fe es palabra vacía. Mis queridos lectores, yo seguiré haciendo lo que hay que hacer y no dejare de rezar…  

sábado, 3 de septiembre de 2011

Eufemismo...


Y aún esta semana no termina…  Cómo es posible con todo lo que ha pasado. Son muchas las veces que he sentido miedo y esta semana los miedos fueron muchos, he visto a mi padre pedir respeto y no me lo puedo quitar de la cabeza, en el peor momento de la semana escribí “He tratado que no me desaliente nada, pero coño… aquí estoy escribiendo solo, pensando vainas, saldremos adelante” chateaba con mi hermano Elix pero no le hablaba a él, escribía para mi…
En casa, mi madre, mi hermana y yo, con mucho amor y fe, seguimos las indicaciones para salir de un momento oscuro, solo para pasar a una larga vigilia en espera de la reacción, día y medio sin noticias, solo lo veíamos allí, acostado, inalterable, invariable. Durante 60 horas mi padre no estaba, pero si nos preguntaban decíamos “esta Estable.”
Los familiares y amigos interesados se despedían con el clásico “Cualquier cosa me llamas” a sabiendas que nadie llama para avisar que alguien mejora.
Papá despertó, pidió café y por primera vez llore, “mi viejo está luchando”
Es curioso que utilicemos la palabra estable para situaciones como estas, la estabilidad que se respira es muy precaria y son muchas las cosas y situaciones que no llamamos por su nombre, incluso, cuando nos queremos enfrentar al futuro después de superado el miedo, la hacemos escudándonos con una palabra políticamente correcta o menos ofensiva, evitando así el mal gusto o los tabúes.
Son tantas las cosas y situaciones estables que generan dudas, que ya sabemos que debemos esperar cualquier cosa, ¿Cómo está tu matrimonio? Bien, estable. Esto no pinta bonito… ¿Y la economía como se comportara este año? Estable, Dios manejaremos menos dinero, seguro. Si vemos a nuestro alrededor no encontraremos que estable está, hasta el Presidente de la República. La próxima vez que un doctor me diga la palabra estable lo incluiré en mis oraciones para pedir por el también…
Estable es tan inestable que cuando hablamos de nosotros ni de vaina la utilizamos. Mi fe es inquebrantable… nunca he escuchado un "mi fe es estable."
Mis queridos lectores me despido diciéndoles que Mi viejo está luchando, hasta que Dios quiera, yo en cambio estoy estable… Hasta el próximo eufemismo…