domingo, 25 de septiembre de 2011

A mi Padre...



Nunca una hoja en blanco me había dado tanto miedo o el silencio había sido tan ensordecedor, buscar en lo cotidiano ha sido en vano, lo único que queda es el entorno, la familia. Cada quien a los suyo, cada quien en lo suyo, sigue lloviendo y el reloj avanza, el nido esta vacio, con su partida también se fueron los miedos y es cuando entiendo que cumplió.

Apreciar la música, el paisaje del camino, la buena lectura o la belleza en un cuerpo de mujer son solo alguna de las cosas que me mostro por más de 40 años, El odio a los tiranos, a la impuntualidad, a los irresolutos. La búsqueda de la verdad, donde quiera que este, incluso donde reina la mentira. La curiosidad no tiene límites, saber siempre es mejor que ignorar.

Si mi madre me presento al Dios en quien creo, mi padre me enseño a rezar, a pocos metros de  donde dejamos lo que quedaba de él, en una capillita, allí repetíamos los muchachos, después de él, un Padre Nuestro… Padre nuestro que estás en los cielos… seguro que sí.

La victoria solo es para quienes la merecen, no podías estar en mejor sitio.

¿Estoy feliz? Si. ¿Estoy triste? También… Pero mi tristeza es por la partida, solo por eso, la alegría siempre será superior, El amor que todo lo puede, vence a la muerte y con amor te recuerdo.

El periódico de hoy tiene las mismas noticias de ayer, igual los leo todos los días. Leer es más fácil que recordar, buscar es más sencillo que evocar, Recordar es vivir, sonreír es vivir, te recuerdo y sonrío, me enseñaste a vivir.

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