domingo, 31 de julio de 2011

Cuando la realidad supera a la realidad…

                Es cierto que la expresión que todos usan es Cuando la realidad supera a la ficción, pero yo no suelo hablar de situaciones irreales y menos fantasiosas, tales historias se las dejo al cine o a los políticos, que de eso saben bastante. El aquí y ahora, “el siempre es hoy” como nos canto Cerati en alguna oportunidad, fabrica interminable de recuerdos, la cotidianidad y sus avatares, El presente como alimentador de fe y recopilador de memorias, claro está que no se puede recordar lo que nunca sucedió, pero nuestra esperanza basada en los acontecimientos pasados inmediatos es lo más parecido a recordar el porvenir y eso no es fantasía. No hubo manera de prepararme para ver a mi hija recibir su título de bachiller. Yo sabía cómo era el proceso y se del esfuerzo que realizó, además recordé mucho, esta semana, por lo que pase para hacer lo mismo, pero en el momento que escuchó que pronunciaron su nombre llamándola a recibir su grado, mi mirada se poso inmediatamente sobre la figura de mi madre que de pie aplaudía, no hay una palabra que describa como me sentí, solo sé que en ese momento “La realidad supero a la realidad” y por supuesto ese mismo presente te prepara para el porvenir. Son estos los instantes que vale la pena vivir, sentir.
Gaudeamus igitur, 
iuvenes dum sumus.
Post iucundam iuventutem, 
post molestam senectutem, 
nos habebit humus.
                “El himno del graduando” sonó interpretado por la coral de la UNESR y eso fue un verdadero recuerdo del esfuerzo que debemos hacer para volverlo a escuchar dentro de unos años. De seguro en otro momento de esos donde la realidad supere a la realidad, “Alegrémonos pues, mientras seamos jóvenes. Tras la divertida juventud, tras la incómoda vejez, nos recibirá la tierra” Nunca antes estas palabras tenían tanto sentido. A mi lado mi hermano menor, en casa mi hermana cuidando de mi padre, una vez más la familia, siempre la familia, esa realidad insuperable. La perfección existe y Dios es su arquitecto, de otra manera no se explica, como todo estaba en su sitio. Mis apreciados lectores, sirven estas líneas para dar gracias por convertirse en cómplices de mi alegría, de seguro nos reencontraremos en una próxima realidad.

lunes, 25 de julio de 2011

Dos Semanas.

Sí, son dos semanas sin escribir, resulta que me acordaba, empezaba y algo surgía, paso el tiempo y no me percate que fueron 14 días.  Una mañana en el BB chat de la familia encontré a mi hermano @elixtro preguntando y en twitter a @LisetteVirginia extrañada. ¿Qué paso? ¿Tanto tiempo? Y sin embargo no me di cuenta. El presidente se fue, le hicieron quimio (que debe ser a base de Red Bull) y regreso, mi hija Eileen se graduó de Bachiller, Gina es Ingeniero, unos buenos amigos comenzaron su Tertulia, los demás todos pasaron de grado, La Vinotinto uniendo un país,  Elix nos visitó, Eneida se está mudando, Nayibe salió bien en su trabajo, Caracas 444 años, Amy Winehouse la encontraron muerta… la cotidianidad siempre atentando contra los verdaderos motivos de ser feliz. La felicidad, montones de páginas se han escrito sobre cómo alcanzarla, mucho dinero en terapias y muchas son las vidas que se han perdido en pro, en nombre o por falta de ella. Si bien es cierto que uno no está a salvo de malos momentos, de la intolerancia de algunos, de abusos por parte del gobierno y sus pretensiones totalitarias, del genio ajeno, el tráfico, la escasez, el apremio y las presiones que nos imponemos nosotros mismo, soy un convencido que el camino a la felicidad no es otro sino el que pisamos todos los días, si al final del sendero queremos encontrar a Dios para ser feliz, entonces no debemos caminar, solo pedirle que nos acompañe y seremos felices. La felicidad es más notoria cuando no somos felices y aquí vale preguntarse ¿Por qué no soy feliz? Basta con ver alrededor para percatarse de los milagros, sin embargo, es mucho más fácil recordar que Dios existe desde nuestro egoísmo, “Dios ayúdame” “Dios consígueme” cuando en realidad no necesitas pedir si estás seguro que él te acompaña. Esa es mi visión de ser feliz, fiel a ella, les digo que estas dos semanas he sido feliz, claro, se equivocan los que piensan que ser feliz es no tener problemas, ni preocupaciones. En el camino de la Felicidad hay tropiezos, caídas, incluso equivocaciones, lo importante en todo caso es transitar de manera que sea agradable para uno y sin daños a terceros en la medida de lo posible. Mis queridos lectores muchas gracias por pensar en estas líneas a lo largo de estas dos semanas, mi mejor esfuerzo por ser feliz no es una plegaria para que se me solucionen los problemas, es una sonrisa de agradecimiento a mi creador por lo vivido, la misma que tengo en este momento al saber que lees estas líneas. Gracias! Hasta el próximo cruce. 

viernes, 8 de julio de 2011

Sapiens

       Tras un fin de semana largo y una semana corta, tan corta que entre otras cosas, regreso el presidente, confirmo su enfermedad, ratifico su gabinete, llovió y mucho, se gradúan los muchachos, otros aun reparan, mi hermano medico y sus súper guardias, muy poca música, mucho Game of Thrones, mi padre que no duerme, mi madre cansada, el azúcar de mi tía, mi esposa y Puerto Cabello, una guaya de acelerador, un cateterismo para la mama de mi cuñada, mi hermano en Fedecamaras, Eneida licitando, los bancos llenos y un perro muerto.
       Somos la raza que por disposición de su creador nos concibió a su imagen y semejanza, una especie animal que científicamente nos denominamos “Homo Sapiens” (Del latín Homo=Hombre y  Sapiens=Sabio) y que poseemos lo que hemos llamado comportamiento humano, este influenciado en gran manera por actitudes, cultura, religiones, estudios, emociones, la ética, la relación con las autoridades, la coerción y la genética. Nos vemos como lo más evolucionado que ha existido en el planeta y quizás estemos en lo cierto, nos hemos impuesto sobre todos los demás seres en este mundo, hacemos que nos obedezcan y sin embargo somos incapaces de entender lo que nos quieren decir. Que no le entendamos a los animales podemos hasta justificarlo pero que no nos entendamos entre nosotros nos aleja muchísimo de la palabra Sapiens.
       Hemos tomado todos los recursos conocidos de nuestro hogar, los hemos transformado  y ahora no sabemos qué hacer con la basura que generamos, desde mucho antes de la historia hemos estado en guerra y hemos desarrollado la escritura así como el almacenamiento para poder recordarnos la cantidad de errores cometidos a lo largo del tiempo. Todos sabemos lo que debemos hacer. Reciclar conservar, ser amables, compasivos pero nuestro comportamiento en sociedad no tiene nada que ver con estos valores, salgamos a la calle y seamos testigo de lo que está pasando. La violencia por doquier, el hambre en cada esquina, manadas de “los mejores amigos del hombre” compiten por comida con nuestros indígenas, que la mas de las veces, están en un semáforo esperando que alguien les cambie la vida tirándoles una moneda, ya nos parece normal que la gente tome en la calle o haga cualquier cosa, el caldo de cultivo para los mas despreciables comportamientos humanos, la trata, el secuestro, la violencia, otra vez la violencia.
       Mis queridos lectores por supuesto que no quiero hacer un tratado de misantropía ni convertirme en un predicador de modales y buenas costumbres, mi papa decía que “Cuando uno no puede dar malos ejemplos, se dedica a dar buenos consejos” no, esa no es mi intención, solo escribo desde un sentimiento de profunda tristeza. Al final de esta semana corta (pero intensa, como dice @EneRam) en el camino a buscar a mi hija cerca de las 7 de la noche, un muchacho manejando una hermosa camioneta de fabricación japonesa, atropello un perrito, matándolo. La camioneta tenía en su parte trasera una calcomanía de Greenpeace que dice: Save the Whales (Salva las Ballenas), Que ironía desde todo punto de vista, ¿será que algún día seremos tan Sapiens, como para salvarnos a nosotros mismos? Me gustaría tener la respuesta, pero no, por lo pronto la que pienso, no me gusta. Hasta la próxima semana. 

sábado, 2 de julio de 2011

Mesa

Mesa: mueble cuyo cometido es proporcionar una superficie horizontal elevada del suelo, con múltiples usos, como pueden ser el trabajar sobre ella, comer o colocar objetos. (http://es.wikipedia.org/wiki/Mesa)
Mi papa solía decir que las cosas tienen nombres porque hemos convenido en llamarlas como tal. Para ser completamente sincero, a esta aseveración jamás le preste mucha atención pero con ella crecí y si le sumamos que las cosas hay que llamarlas por su nombre, entonces basta con saber el idioma y podríamos defendernos en la vida completamente, pero no es así. Si bien mi padre no deja de tener razón en lo que muchos años después entendí que más que una frase era un mecanismo de defensa, las cosas se llaman como tal pero son solo una referencia para no perdernos en esta aventura que se llama vivir. Una mesa no deja de ser un mueble cuando pasa a significar familia. Una familia no deja de ser un grupo de personas unidas para llegar a ser amor y el amor no deja de ser un sentimiento cuando lo llegamos a vivir. En mi caso particular, una mesa es un llamado, es mi padre hablando, es mi madre atenta, son mis hermanos y hermanas, mi familia, las familias. En la mesa nos acercamos mucho más que en cualquier otro espacio. Donde aprendemos de nuestros ancestros, es donde escucho un chiste de mi cuñado, donde mi sobrina grita “Carbón” y por lo general es donde pienso estos escritos.  A mis cuarenta y tantos abriles les puedo decir con propiedad que las cosas son mucho más de los que sus nombres nos dicen y las frases no son una suma de significados, “soy bachiller” dejo de ser una alcabala para convertirse en una alegría, un libro ya no es una obligación es ahora un refugio, suegro deja de ser mi suegro para convertirse en un titulo, “20 años no es nada” dice un tango, 20 años cumplen los Simpson, 20 años tengo de casado y por lo cual estoy agradecido…  Hace años un “Te amo” era un pasaporte, una llave a explorar pieles y cuerpos, una frase poderosa que abría el alma de incautas arriesgadas, pero en 20 años muchas “mesas” han pasado, alrededor de muchas “mesas” me he sentado, a estas alturas “Te amo” significa Gracias. Nayibe, Gracias por 20 años de aventuras. No tengo otra forma de decirlo, así que por ahora me despido, hasta la próxima mesa.