martes, 13 de marzo de 2012

El undécimo mandamiento...

“Si la derecha llegase al poder, gobernarán desde Washington D.C.” Dice el Presidente desde La Habana”
Esto parece un chiste pero no lo es, 3 semanas han pasado desde el anuncio presidencial en cadena de radio y tv de la nueva “lesión” en el mismo sitio donde anteriormente se le había extirpado un tumor cancerígeno, que gracias a la medicina cubana se daba por curado, pero que en virtud de la realización de primarias por parte de la oposición y su repercusión en la opinión pública nacional, aparece de nuevo ayudando en los números de las encuestas, a tal punto que ya no se habla más del 12 de febrero, solo se escuchan rumores y medias verdades, todas sobre la salud del tataranieto de Maisanta.  Si bien,  esta estrategia a la que he llamado en mi cuenta de Twitter en más de una ocasión #misionlastima ha dado sus resultados en las estadísticas y muestras posteriores al día de la juventud, no es menos cierto que el país va sin rumbo, empujado solo por la opinión pública dividida en creyentes e incrédulos, la desinformación sumado a los rumores se han apoderado del día a día de los venezolanos, en un claro estratagema gubernamental para ganar tiempo en momentos en que no le sobra. A estas alturas del partido, el paciente se encuentra en La Habana y los partes médicos los da el mismo, a la vez asegura que “el mejor sistema de salud de Latinoamérica es el venezolano” palabras dichas desde la capital antillana, donde se está viendo su enfermedad con la seguridad  del hermetismo en cuanto a su diagnostico. Esto explica porque esta allá y no acá. En palabras llanas, para poder generar rumores, Si está muy grave nadie lo sabe con certeza, pero lo que es peor, si no está grave tampoco nos enteramos y el puede jugar a que le tengan lastima con el fin último de que el pueblo lo recompense haciendo sus “últimas voluntades” que no son otras que el establecimiento de un sistema socialista desigual, autoritario, retrogrado e injusto.
No hay un día en este país que no hablemos de Chávez, incluso cuando se nombra a la oposición lo hacemos en contra partida al enfermo habanero, más sin embargo es bueno recordar que el país está en otra frecuencia, en otra banda muy distinta a la sintonizada con el presidente como centro único del futuro. El padre de la niña secuestrada le vale poco si Chávez tiene cáncer o no, El preso que espera a que no le apliquen una vez más un retardo judicial poco le interesa que Chávez no mande desde la casa de Misia Jancinta, El ama de casa que no tienen que servir a sus hijos  que están a punto de llegar del colegio no se acuerda de las expropiaciones, El joven desempleado que no encuentra cupo universitario  le importa poco si Cilia Flores es la nueva procuradora, El obrero del campo quiere su semana los viernes, poco le interesa que en Agropatria no hay los insumos para su trabajo o si Diosdado es el nuevo Páez. El joven médico que siente vergüenza ajena al ver a la ministra Sader disfrazar a unos niños de galenos para que reciten en cadena nacional al presidente un “Pa’lante Comandante” El país es mucho más que misiones, expropiaciones jalabolismo y enfermedades presidenciales, fue, es y será más que chavismo u oposición. Más que bipartidismo, más que la mezquindad e ignorancia de quienes nos desgobiernan y se empeñan en colocarnos en distintos lados de su pensamiento único y limitado. La gente se cansa de que lo coloquen donde no quiere estar. Tu eres…, Yo soy… Tú tienes porque yo te doy. Tu eres porque yo estoy… Basta ya!
La semana pasada y en ocasión de los seis meses del fallecimiento de mi padre, asistí a la celebración de la misa que por el descanso de su alma se efectuó cerca de la casa. Yo que tengo mucha fe pero soy poco de misas y curas, un incrédulo creyente,  me encontré frente a un sermón sobre los diez mandamientos y  cómo debemos cuidar el “templo” cumpliendo con esos deberes, es así que esperanzados con el amor de Dios, nos podemos garantizar un sitio a su lado. Reconfortado por las palabras de aquel humilde acto litúrgico y de regreso a la realidad de nuestro entorno, como lamento que no exista un undécimo mandamiento en nuestros tiempos. Un mandamiento para todos, obligante para quienes sean nuestros próximos regentes y necesario para quienes pensamos en el futuro para nuestros hijos,  algún día podremos hablar tranquilamente cumpliendo ese mandamiento, el mandamiento numero once, No politizarás, Su acatamiento nos ahorraría muchísimas angustias y nos brindaría  una Venezuela en paz. Me despido mis amables lectores, hasta la próxima misa.

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