jueves, 13 de diciembre de 2012

Solo es cuestión de tiempo...


En días pasados, buscando información para una conferencia sobre liderazgo, juventud y social cristianismo me reencontré con algunos libros y conceptos, refrescando un poco lo estudiado, leyendo, me tropecé con Eleazar, aquel joven de 20 años fascinado por unas páginas, hoy amarillentas que no han cambiado su contenido y continúan cautivando su imaginación, cuando más absorto me encontraba en aquello una llamada telefónica interrumpió el ejercicio, regresando dos décadas al presente, era mi hija menor llamando al celular, había salido ya del colegio, me di cuenta que sí bien la doctrina social cristiana es una belleza, que Maritain, Caldera, Calvani y otros autores sirven de base, yo no podía enfrentarme a jóvenes solo con utopías  por mas bellas que sean estas, necesitaba herramientas para poder ser positivo en medio de toda esta tragedia que vivimos. Más allá de los conceptos, empece a preguntarme como podemos ser optimistas a pesar del pasado inmediato, del presente agreste y un futuro incierto, la respuesta no esta en los diarios, ese compendio de abusos gubernamentales, cifras de violencia y farándula estéril al cual me resisto a ver como normal, ¿cómo hacemos para ver esperanza ante tal panorama? En la campaña presidencial reciente fue mucha la esperanza que se vio defraudada ante los resultados, la realidad es que el pesimismo esta por doquier, todos, incluso los ganadores en este país son pesimistas y hablar de mejoras y cambios, hace que te vean por lo menos como un soñador, si no te etiquetan directamente de loco o golpista. No es un pesimista aquel que dijo "la esperanza es lo último que se pierde" pero, ¿en que basamos nuestra esperanza cuando lo que nos rodea es tan violento y común? Necesitamos aprender a ser optimistas, nada más propicio para ello que el estado actual de cosas para movernos en la dirección correcta, en los últimos días se ha hablado mucho sobre la salud presidencial y la sucesión del poder como sí los que estamos en oposición no podemos hacer nada, ellos gobiernan y deciden que pasara más allá hablando del más acá, pero la verdad sea dicha, el hecho de que el gobierno decida ignorarnos y etiquetarnos, depende de nosotros, si somos protagonistas o mirones de palo, es entonces que recuerdo lo estudiado y me digo, debes regresar a los libros, no se puede ser optimista sin información, toda acción política debe estar fundada en principios doctrinarios, orientada al cambio del orden social y subordinada a la ética, donde los valores de justicia y solidaridad sean cotidianos, el respeto al trabajo y sus frutos no se enfrente a la protección de bien común y donde las personas estén por encima de las cosas. 
El ser optimista implica cambiar la manera de como ver el presente, "El hombre que calculaba" (Malba Tahan, 1321) dentro de su poesía y matemáticas siempre encontró solución a los más complejos problemas, siempre vio más allá de lo obvio,  Venezuela es mucho más que este día a día, según nuestra Carta Magna en su artículo 2 somos un "Estado democrático y social de derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico y de su actuación, la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la responsabilidad social y, en general, la preeminencia de los derechos humanos, la ética y el pluralismo político." Y ahora mis queridos lectores les preguntó ¿es ese el país que tenemos?  Mi padre me  decía que los problemas son sólo eso, problemas, la diferencia entre un pesimista y un optimista es que el primero se deja vencer ante las dificultades, empieza a verlas eternas y sin solución, mientras que el segundo ve las dificultades como un obstáculo temporal, nadie va a venir a regalarnos el país que soñamos, tal y como están las cosas debemos movernos y hacer lo que tenemos que hacer, un optimista no es un pesimista mal  informado, un optimista estudia y se informa para saber como actuar ante los obstáculos y saber que hacer para cambiar el futuro, no depende de la buena fortuna ni de la muerte de alguien, busca las soluciones y espera con paciencia porque sabe que sólo es cuestión de tiempo. Esta bueno ya de pesimismo, no importa cual grande sea el problema ni que tan adversos sean los resultados inmediatos, el país que queremos es posible convirtiendo el guayabo en acción.

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