La
vida sigue para los que estamos vivos y en ese andar tropezamos con nuestros
recuerdos, las maneras en que se hacen presentes son diversas, el día a día es un sinfín de momentos, pasados y presentes que nos preparan para el
futuro, que una vez que llega, pasa a ser recuerdo para nutrir el próximo paso.
Así vamos entre recuerdos y valores enfrentando el futuro, la más de las veces
de manera inconsciente, pero allí está, el pensamiento de quienes nos formaron
como hombres y mujeres de hoy. Mucho de lo que hago y digo viene directo de
Eleazar Ramos Bermúdez (mi padre), de Devora Ortega (mi Madre) y de Luis
Valdivieso (mi primer y único jefe). Papá
nombraba mucho a su padre Teodoro y a su mentor y protector (a quien
quiso como un padre) El Coronel Leopoldo Jiménez. La cantidad de anécdotas
contadas por mi papá superan cualquier libro de historias y relatos acerca de
la Venezuela a partir del Boom petrolero hasta nuestros días. El Lic. Luis
Guillermo Valdivieso, Periodista, Socialcristiano, hombre de mundo, puso libros
en mis manos y música en mis oídos, “Vivimos en un país donde se sirve el vino
tinto muy caliente y el vino blanco demasiado frio” solía decir siempre antes
de comer, de ellos les seguiré contando en otra oportunidad, hoy hablare de
Devora, mi madre. Evangélica presbiteriana de nacimiento, Su fe es mucho más
grande que toda su fortaleza y es la mujer más fuerte que conozco, lo único que
supera a su fe es su amor, En una oportunidad muy joven le pregunte por la razón
de mi nombre y me contesto, “Por qué cuando te veo recuerdo a las dos personas
que más he amado” Mi madre siempre ha tenido presente a Dios, a su Padre
Antonio, a su Madre Isabel y en menor medida al Señor Sinclair. Misionero norteamericano, pastor evangélico, llego a este país entre
1945 y 1950, amigo de mis abuelos maternos, por sus enseñanzas fue de mucha influencia
para ellos y por ende en los hijos de ese matrimonio, la menor de ellos, mi
madre. A lo largo de los años yo escuche a mi mama y a mis tíos hablar de él, pero
fue solo hasta este lunes pasado que escuche su voz. Con la muerte de mi papá,
hemos estado arreglando papeles, registrando recuerdos, sacando copias,
cedulas, partidas, por supuesto que son muchas las fotos que se han encontrado
y con ellas los recuerdos, me preparaba yo para llenar unas planillas cuando
entro al despacho, allí estaba mi mamá escuchando un viejo Cassette, un
programa en Radio Valles del Tuy, en donde mi tío Manases
entrevistaba al Señor Sinclair, en ocasión
de su regreso a Venezuela, (mi mama para darme una fecha aproximada de la grabación
me dijo que Elix estaba en 4to año
de bachillerato, hace unos 14 años) para el momento de entrar, El Señor Sinclair recordaba cómo eran los
Valles del Tuy en los años 40, muy caluroso, mucha humedad, sin vías de comunicación
pero lo mejor fue cuando dijo que había sido Antonio (mi abuelo) quien le ayudo para poder montar burros, me
quede parado escuchando aquello: (Con un marcado acento gringo) “yo tenía tres
burros, Harry Truman, Bess Truman, ¿y cómo
es que se llama la hija? Ah! Mary Margaret Truman” Boquiabierta le digo a
mi mama: “Por Dios… lo que Acaba de
decir Ese Señor!” ella me pregunta ¿Qué dijo?/ Mamá, Harry Truman era el
Presidente de los Estados Unidos para cuando el vino a este país… después nos reímos muchísimo del chiste del
Señor Sinclair y hablando en serio, hace 14 años había tanta libertad de expresión que se decía eso
en radio, pero hace 60 años Mr. Sinclair era tan libre que le ponía el nombre
del presidente de su país, el de su esposa e hija, a tres burros, mínimo
comunista por Dios… Mis queridos lectores les confieso que nunca antes había escuchado
la voz de Mr. Sinclair, pero cuando la escuché, me hablo de Dios, Amor y de
Libertad. Dios, Amor y Libertad, por más lejanos que parezcan, siempre están presentes,
así sean representados por Los burros del
Sr. Sinclair. Hasta el próximo recuerdo…
jjajajajajajaj!!! demasiado bueno esto Eleazar!!! jejejeje... increibles experiencias y vivos recuerdos que nos marcan en algun momento pasado para reaparecer de repente en nuestro camino enseñandonos que todo tiene un hermoso y profundo proposito. Gracias por compartir tantas anecdotas llenas de aprendizaje, hermano del alma . . .
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